
¿Qué significa?
Siempre hay que echar ácido al agua, ¡pero nunca al revés!
¿Por qué?
Porque cuando mezclás ácido y agua, se libera mucho calor (la mezcla es exotérmica). Si tirás agua sobre ácido concentrado, el agua puede calentarse tan rápido que hierve al instante y salpica ácido caliente por todos lados. Eso es peligroso, porque te puede quemar.
¿Por qué “pato al agua”?
Imaginá un pato nadando tranquilo y seguro en el agua. Si el pato es el ácido y el agua es la pileta, el ácido “se tira” despacito al agua grande y fría, que lo calma y evita que salte violentamente. Pero si tirás el agua al ácido, es como tirar un balde de agua fría sobre un volcán ardiente: ¡explota y salpica!
Entonces:
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Siempre vas a agregar una pequeña cantidad de ácido al gran volumen de agua.
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Así el calor se disipa sin problemas y no hay salpicaduras peligrosas.
Siempre vas a agregar una pequeña cantidad de ácido al gran volumen de agua.
Así el calor se disipa sin problemas y no hay salpicaduras peligrosas.
En resumen:
“Pato al agua” = Ácido despacito al agua, no agua al ácido. ¡Una regla sencilla que te salva de un buen susto!
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