
Biografía
Frederick Sanger nació el 13 de agosto de 1918 en Rendcomb, Gloucestershire, Inglaterra. Fue el segundo hijo del médico Frederick Sanger y su esposa Cicely. Estudió en Bryanston School y posteriormente en St. John’s College (Universidad de Cambridge), donde se licenció en Ciencias Naturales en 1939.
En 1940 comenzó sus investigaciones en el Departamento de Bioquímica de Cambridge. Entre 1940 y 1943 trabajó junto al Dr. A. Neuberger en el estudio del metabolismo del aminoácido lisina, trabajo con el que obtuvo su doctorado en 1943. De 1944 a 1951 fue becario de la Beit Memorial Fellowship for Medical Research y, a partir de 1951, pasó a formar parte del personal del Consejo de Investigación Médica (MRC). Finalmente, se convirtió en Jefe de la División de Química de Proteínas en el Laboratorio de Biología Molecular del MRC en Cambridge.
Desde 1943, su labor científica se centró principalmente en la determinación de la estructura de las proteínas, lo que le llevó a un descubrimiento histórico: descifrar la secuencia completa de la insulina.
El hallazgo de la insulina
La insulina, hormona clave para el metabolismo de la glucosa, es esencial para la vida. Antes del trabajo de Sanger, se sabía que era una proteína, pero se desconocía su estructura exacta. Él logró determinar la secuencia completa de sus aminoácidos, demostrando que cada proteína tiene una estructura definida y única. Este avance revolucionó la bioquímica y sentó las bases para la biotecnología moderna y el tratamiento de la diabetes.
Reconocimientos y primer Premio Nobel
En 1951 recibió la Medalla Corday-Morgan y el Premio de la Sociedad Química. En 1954 fue elegido miembro de la Royal Society y del King’s College de Cambridge. También fue reconocido por academias y sociedades científicas de todo el mundo, incluyendo Argentina, Brasil, Japón y Estados Unidos.
En 1958 obtuvo su primer Premio Nobel de Química “por su trabajo en la estructura de las proteínas, especialmente la de la insulina”.
Del mundo de las proteínas al lenguaje del ADN
Tras sus estudios sobre insulina, Sanger desarrolló nuevos métodos para analizar proteínas y estudiar los centros activos de enzimas. A partir de 1960, enfocó su trabajo en los ácidos nucleicos, ARN y ADN. Creó métodos para leer pequeñas secuencias de ARN, lo que culminó en la década de 1970 con la invención del método de “didesoxi” para secuenciar ADN.
Esta técnica, rápida y precisa para la época, permitió determinar secuencias como:
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El ADN del bacteriófago φX174 (5.375 nucleótidos, 1977)
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El ADN mitocondrial humano (16.338 nucleótidos)
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El ADN del bacteriófago λ (48.500 nucleótidos)
Con el tiempo, su método se perfeccionó y automatizó, haciendo posible proyectos como el secuenciamiento del genoma humano (aprox. 3.000 millones de nucleótidos).
Segundo Premio Nobel y legado
En 1980, Sanger recibió su segundo Premio Nobel de Química, compartido con Paul Berg y Walter Gilbert. Berg fue premiado por sus estudios sobre el ADN recombinante, mientras que Sanger y Gilbert lo recibieron “por sus contribuciones a la determinación de secuencias de bases en ácidos nucleicos”.
Sanger se retiró en 1983 y falleció el 19 de noviembre de 2013. Hoy es recordado como uno de los pocos científicos en la historia que han recibido dos Premios Nobel en la misma disciplina y como el hombre que nos enseñó a leer el lenguaje de la vida.
📚 Texto extraído y adaptado de nobelprize.org.
🔬 Frederick Sanger no solo descifró la estructura de una proteína vital como la insulina, sino que también nos dio la herramienta para leer el ADN, el manual de instrucciones de la vida. Su legado sigue vivo en cada avance de la biotecnología moderna y en cada genoma que hoy podemos comprender.
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