¡Cómo cambió todo! ¡Qué poco rating tiene ahora el poroto!


La señorita Silvia se preparó para su nueva clase…


–Cada día es ese día–se dijo– y al fin y al cabo, la cosa está muy clara, ellos vienen a la escuela a aprender, y yo vengo a enseñarles…–y siguió–. Sí, está muy clara para mí, pero ¿está clara para ellos?

Porque, de acuerdo con las posturas actitudinales, conceptuales y procedimentales de sus alumnos, se podría decir que, si algo tenían bien claro, era que no sabían qué era lo que tenían claro.

–Pensar que en mis tiempos la maestra nos enseñaba biología a través de la germinación del poroto. ¡Eso sí que era magia, eso sí que era técnica, eso sí que era carisma! ¿Cómo se las ingeniaba para crear suspenso a través de la germinación de un “fasolus vulgaris”? ¡Qué tipo de genio había que ser para lograr que 30, quizás 35 niñas y niños estuvieran pendientes, durante semanas, del desarrollo vital de una legumbre! ¿Se lo imaginan en una serie de TV?

¿Logrará el poroto crecer más centímetros…? ¿Lo ayudarán la luz, el agua, el clima? ¿Deberá enfrentarse a vientos, tormentas o mascotas? ¿Estará bien puesto el papel secante? ¡No se pierda el próximo capítulo de “El poroto es él y sus circunstancias”. Mañana, a esta misma hora y por este mismo canal. ¿Imposible, verdad?

Sin embargo, su maestra lo conseguía… Todos los chicos preparaban la germinación, y llegaban a competir para ver qué planta crecía más, o más rápido. Ella recuerda con emoción, casi con pudor, cuando consiguió “la mejor germinación del grado”, y fue admirada por todos sus compañeros, o al menos eso creyó.

La señorita Silvia, con su frasco de mayonesa y el poroto germinado adentro, entró a clase.

–Ay, Seño– la recibió la dulce Julieta–.¡No me diga que su novio le trajo flores!

–¡¿Flores?!– saltó Joaquín! –¿No ves que es una plantita, y ni siquiera es un potus! ¡Seño, su novio es un amarrete, le trajo una plantita trucha!

–No, chicos, ese no es un regalo de mi novio!

–¡Ah, ni siquiera se la regaló! ¡Pero qué clase de novio tiene, Seño!? ¡Debería cambiarlo por uno mejor! ¡Mire, ¿por qué no se mete en internet, en la página Muydesesperadas.com y pone su perfil? ¡usted es una maestra, alguno va a enganchar!

–¡Basta, basta; hoy vamos a hablar de las ciencias, de la biología!


–Justamente, Seño… –insistió Arielito–, usted se consigue un novio por internet, pero ese no es un novio biológico, no existe en la realidad, solamente en el ciberespacio… pero después le dice de encontrarse en un café, así él se transforma en un ser biológico, tiene ADN y todo eso, y pueden tomar algo, charlar, darse un beso y tiene lugar la fecundación humana. –¡Basta, eso no es así!

–¡Cómo que no es así? –siguió la dulce Julieta–…, Seño, le aseguro que sí, que para que haya fecundación humana tiene que haber un encuentro, porque si no, se llama “in vitro”, y dicen que es menos divertida y más artificial, aunque también es biológica.

–Pero los novios…

–Mire, Seño, el que usted se consiguió biológicamente, ni siquiera le regaló esa plantita, que además se ve medio pobretona… ¡capaz que el de internet al final termina teniendo una biología increíble!

–¡Chicos, hoy vamos a hablar de la reproducción, pero de las plantas! –¡No me diga que las plantas también tiene una página de internet? ¿cómo se llama? “¿Mitallo.com”, “Medianaranja.net”,“Pétalos y pétalas”? 

¡Cómo cambió todo! ¡Qué poco rating tiene ahora el poroto!

Fuente: "La ciencia por Rudy".

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